Lecturas para la Ceremonia Religiosa

Lecturas, La Ceremonia Religiosa

Lecturas para tu ceremonia religiosa

 

Las lecturas que se realizan en la ceremonia religiosa serán escogidas por los novios y deben contener un significado para ellos que les permita acudir a ellas en los momentos difíciles y de prueba. Juntos deberán leer todas las opciones y seleccionar aquellas con las que se identifican. Después decidirán quienes las leerán en la misa, pudiendo ser algún familiar cercano o amigo.

 

Las lecturas en tu boda las deben de hacer personas cercanas a ustedes o a quienes ustedes consideren muy especiales....

 

Es necesario que los novios se tomen el tiempo necesario para elegir estas lecturas, ya que las palabras que escuchen en la ceremonia religiosa las tendran presentes durante toda su vida.

 

Las lecturas ustedes por lo general las pueden escoger, pero las más comunes son:

 

 

Primera Lectura

 

 

• Lectura del Libro del Génesis 2,18-24: “Serán los dos una sola cosa".

 

Dijo el Señor Dios: "No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle a alguien como él, para que lo ayude". Entonces el Señor Dios formó de la tierra todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo y los llevó ante Adán, para que les pusiera nombres y así, todo ser viviente tuviera el nombre puesto por Adán.

 

Así pues, Adán les puso nombres a todos los animales domésticos, a los pájaros del cielo y a las bestias del campo; pero no hubo ninguno como Adán, para ayudarlo.

 

Entonces el Señor Dios hizo caer al hombre en un profundo sueño, y mientras dormía, le sacó una costilla y cerró la carne sobre el lugar vacío. Y de la costilla que le había sacado al hombre, Dios formó una mujer. Se la llevó al hombre y éste exclamó:

 

"Esta sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta será llamada mujer o hembra, porque ha sido formada del hombre".

 

Por eso el hombre abandona a su padre y a su madre, y se une a su mujer y los dos se hacen una sola cosa.

 

Palabra de Dios.

 

 

• Lectura del Libro de Génesis 1,26-28: “El los creó varón y mujer”.

 

Dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine a los peces del mar, a las aves del cielo, a los animales domésticos y a todo animal que se arrastra sobre la tierra”.

Y creó Dios al hombre a su imagen; hombre y mujer los creó.

Y los bendijo Dios y les dijo: “Sean fecundos y multiplíquense, llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar, a las aves del cielo y a todo ser viviente que se mueve sobre la tierra”.

Vio Dios todo lo que había hecho y lo encontró muy bueno.

 

Palabra de Dios.

 

 

• Lectura del libro de los Eclesiásticos 26,1-4. 13-16: “La mujer, resplandor de su hogar”.

 

Dichoso el marido de una mujer buena; se doblarán los años de su vida.

La mujer hacendosa hace prosperar al marido, él cumplirá sus días en paz.

Mujer buena es buen partido que recibe el que teme al Señor;

sea rico o pobre, estará contento y tendrá cara alegre en toda sazón.

Mujer hermosa deleita al marido, mujer prudente lo robustece;

Segunda Lectura

mujer modesta duplica su encanto: no hay belleza que pague un ánimo casto.

El sol brilla en el cielo del Señor, la mujer bella, en su casa bien arreglada.

 

mujer discreta es don del Señor: no se paga un ánimo instruido;

 

 

• Lectura del Libro de Tobías 8,5-10: “Que los dos juntos vivamos felices hasta la vejez”.

 

La noche de su boda, Tobías dijo a Sara:

- Somos descendientes de un pueblo de santos, y no podemos unirnos como los paganos que no conocen a Dios.

Se levantaron los dos y, juntos, se pusieron a orar con fervor. Pidieron a Dios su protección.

Tobías dijo:

− Señor, Dios de nuestros padres, que te bendigan el cielo y la tierra, el mar, las fuentes, los ríos y todas las criaturas que en ellos se encuentran. Tú hiciste a Adán del barro de la tierra y le diste a Eva como ayuda. Ahora, Señor, tú lo sabes: si yo me caso con esta hija de Israel, no es para satisfacer mis pasiones, sino solamente para fundar una familia en la que se bendiga tu nombre por siempre.

Y Sara, a su vez, dijo:

− Ten compasión de nosotros, Señor, ten compasión. Que los dos juntos vivamos felices hasta nuestra vejez.

 


Palabra de Dios.

 

 

• Lectura del Libro del Cantar de los Cantares 2,8-10; 14-16; 8,6-7: “El amor es más fuerte que la muerte”.

 

LA AMADA

¡La voz de mi amado!

Miren cómo ya viene saltando por los montes, brincando por los

cerros, mi amado, como una gacela o un cabrito.

Ahora se detiene detrás de nuestra cerca, y se pone a mirar por las

ventanas, a espiar por las rejas.

Mi amado empieza a hablar y me dice: Levántate, compañera mía,

hermosa mía, y ven por acá.

Paloma mía, que te escondes en las grietas de las rocas en apartados

riscos, muéstrame tu rostro, déjame oír tu voz, porque tu voz es

dulce y amoroso tu semblante.

Mi amado es para mí, y yo para mi amado.

Grábame como un tatuaje sobre tu corazón, como un tatuaje en tu

brazo. Porque es fuerte el amor como la muerte, y la pasión, tenaz

como el infierno. Sus flechas son dardos de fuego, como llama divina.

No apagarán el amor ni lo ahogarán océanos ni ríos.

 

Palabra de Dios.

 

 

Salmo Responsorial

 

 

• Del Salmo 33: “Gustad y ved que bueno es el Señor”.

• Del Salmo 144: “El Señor está lleno de amor”.

• Del Salmo 102: “El Señor es comprensivo y misericordioso”.

• Del Salmo 127: “Dichoso el que ama al Señor y sigue sus caminos”.

• Del Salmo 32: “La alegría de nuestro corazón viene de Dios”.

 

 

Segunda Lectura

 

 

• Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los efesios 5,2a.21-33

“Maridos amen a sus esposas”

 

Hermanos: Vivan amados, como cristo, que nos amó y se entregó por nosotros.

Respétense unos a otros, por reverencia a Cristo: que las mujeres respeten a sus maridos, como si se tratara del Señor, por que el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza y salvador de la Iglesia, que su cuerpo. Por lo tanto, así como la Iglesia es dócil a Cristo, así también las mujeres sean dóciles a sus maridos en todo.

Maridos, amen a sus esposas como Cristo amó a su iglesia y se entregó por ella para santificarla, purificándola con el agua y la palabra, pues él quería presentársela a sí mismo toda resplandeciente, sin mancha ni arruga ni c osa semejante, si no santa e inmaculada.

Así los maridos deben amar a sus esposas, como cuerpo suyo que son .El que ama a su esposa sea ama a sí mismo, pues nadie jamás ha odiado a su propio cuerpo, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, por que somos miembros de su cuerpo.

Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola cosa. Este es un gran misterio y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.

En una palabra, que cada uno de ustedes ame a su mujer como a sí mismo, y que la mujer respete a su marido. Palabra de Dios.

 

Palabra de Dios

 

 

• Lectura de la Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios: (6,13-15 17-20) “Vuestro cuerpo en templo del Espíritu Santo”

 

La comida para el vientre y el vientre para la comida. Mas lo uno y lo otro destruirá Dios. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo.

Y Dios, que resucitó al Señor, nos resucitará también a nosotros mediante su poder.

¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? Y ¿había de tomar yo los miembros de Cristo para hacerlos miembros de prostituta? ¡De ningún modo!

Mas el que se une al Señor, se hace un solo espíritu con él.

¡Huid de la fornicación! Todo pecado que comete el hombre queda fuera de su cuerpo; mas el que fornica, peca contra su propio cuerpo.

¿O no sabéis que vuestro cuerpo es santuario del Espíritu Santo, que está en vosotros y habéis recibido de Dios, y que no os pertenecéis?

¡Habéis sido bien comprados! Glorificad, por tanto, a Dios en vuestro cuerpo.

 

Palabra de Dios

 

 

• Lectura de la Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios: (12,31 13,1) “Si no amo, nada soy”

 

Hermanos: Aspiren a los dones más preciosos. Pero les voy a mostrar un camino mucho mejor. Si yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, y me faltara el amor, no sería más que bronce que resuena y campana que toca. Si yo tuviera el don de profecía, conociendo las cosas secretas con toda clase de conocimientos, y tuviera tanta fe como para trasladar los montes, pero me faltara el amor, nada soy. Si reparto todo lo que poseo a los pobres y si entrego hasta mi propio cuerpo, pero no por amor, sino para recibir alabanzas, de nada me sirve. El amor es paciente, servicial y sin envidia. No quiere aparentar ni se hace el importante. No actúa con bajeza, ni busca su propio interés. El amor no se deja llevar por la ira, sino que olvida las ofensas y perdona. Nunca se alegra de algo injusto y siempre le agrada la verdad. El amor disculpa todo; todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta. El amor nunca pasará.

 

Palabra de Dios

 

 

• Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios (13, 1-13) “Nada más perfecto que el amor”

 

Aunque hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si me falta el amor sería como bronce que resuena o campana que retiñe.

Aunque tuviera el don de profecía y descubriera todos los misterios –el saber más elevado-, aun que tuviera tanta fe como para trasladar montes, si me falta el amor nada soy.

Aunque repartiera todo lo que poseo e incluso sacrificara mi cuerpo, pero para recibir alabanzas y sin tener el amor, de nada me sirve.

El amor es paciente y muestra comprensión. El amor no tiene celos, no aparenta ni se infla. No actúa con bajeza ni busca su propio interés, no se deja llevar por la ira y olvida lo malo.

No se alegra de lo injusto, sino que se goza en la verdad. Perdura a pesar de todo y lo soporta todo.

El amor nunca pasará. Las profecías perderán su razón de ser, callarán las lenguas y ya no servirá el saber más elevado. Porque este saber queda muy imperfecto, y nuestras profecías también son algo muy limitado; y cuando llegue lo perfecto, lo que es limitado desaparecerá.

Cuando era niño, pensaba y razonaba como niño. Pero cuando me hice hombre, dejé de lado las cosas de niño. Así también en el momento presente vemos las cosas como en un mal espejo y hay que adivinarlas, pero entonces conoceré como soy conocido.

Ahora, pues, son válidas la fe, la esperanza y el amor; las tres, pero la mayor de estas tres es el amor.

 

Palabra de Dios

 

 

• Lectura De La Carta Del Apóstol San Pablo A Los Colosenses 3,12-17

“Por encima de todo esto, el amor es el ceñidor de la unidad consumada”

 

Hermanos:

Puesto que son elegidos de Dios, santos y objetos de su amor, revístanse de un corazón compasivo, magnánimo, humilde, afable y paciente. Sopórtense mutuamente y perdónense cuando tengan quejas contra otro. Como el Señor los ha perdonado, perdonen también ustedes. Y sobre todas estas virtudes, pongan la caridad que es vínculo de perfecta unión.

Que en sus corazones reine la paz de Cristo, esa paz a la que han sido llamados como miembros de un solo cuerpo. Finalmente, sean agradecidos. Que la Palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza. Ilústrense y exhórtense mutuamente, con toda sabiduría. Con el corazón lleno de gratitud, alaben a Dios con salmos, himnos y cánticos espirituales y que, cuanto digan o hagan, sea en el nombre del Señor Jesús, dando por su medio gracias a Dios Padre.

 

Palabra de Dios

 

 

• Lectura del Libro del Apóstol San Pablo a los Romanos 8, 31b-35 37-39

“¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?”

 

Si Dios está por nosotros ¿quién contra nosotros?

El que no perdonó ni a su propio Hijo, antes bien le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará con él graciosamente todas las cosas?

¿Quién acusará a los elegidos de Dios?  Dios es quien justifica.  ¿Quién condenará?  ¿Acaso Cristo Jesús, el que murió; más aún el que resucitó, el que está a la diestra de Dios, y que intercede por nosotros?

¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada?,

Pero en todo esto salimos vencedores gracias a aquel que nos amó.

Pues estoy seguro de que ni la muerte ni la vida ni los ángeles ni los principados ni lo presente ni lo futuro ni las potestades ni la altura ni la profundidad ni otra criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro.

 

Palabra de Dios

 

 

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